La perfecta alegría (reflexión)
Como sabrán, en nuestros días, es común navegar por la red de redes, y además para algunos entusiastas del mundo virtual, las redes sociales han causado convergencia. En mi caso aunque ya soy bastante "mayorcito", me gusta el mundo cibernético, soy algo así como un "integrado" al universo binario. Resulta pues, que navegando, con menos de tres clics me encuentre ante este mensaje:
PARA REFLEXIONAR ESTE ESTUPENDO MENSAJE
Después de un largo día en el trabajo, mi mamá puso un plato de salchichas y pan tostado muy quemado frente a mi papá. Recuerdo estar esperando ver si alguien lo notaba.... Sin embargo, aunque mi padre lo notó, alcanzó un pan tostado, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela. No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y mermelada al pan tostado y comérselo todo. Cuando me levanté de la mesa esa noche, recuerdo haber oído a mi madre pedir disculpas a mi padre por los panes tostados muy quemados. Nunca voy a olvidar lo que dijo: "Cariño no te preocupes, a veces me gustan los panes tostados bien quemados."
Más tarde esa noche fui a dar el beso de las buenas noches a mi padre y le pregunté si a él le gustaban los panes tostados bien quemados. Él me abrazó y me dijo estas reflexiones:
Tu mamá tuvo un día muy duro en el trabajo, está muy cansada y además, un pan tostado un poco quemado no le hace daño a nadie..... La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta; aprender a aceptar los defectos y decidir celebrar cada una de las diferencias de los demás, es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera. Un pan tostado quemado no debe romper un corazón. La comprensión y la tolerancia es la base de cualquier relación. Sé más amable de lo que tú creas necesario, porque todas las personas, en este momento, están librando algún tipo de batalla. Todos tenemos problemas y todos estamos aprendiendo a vivir y lo más probable es que no nos alcance la vida para aprender lo necesario.
El camino de la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semáforos llamados AMIGOS, luces de precaución llamada FAMILIA, y todo se logra si tienes: Una llanta de repuesto llamada DECISIÓN, un potente motor llamado AMOR,un buen seguro llamado FE, abundante combustible llamado PACIENCIA, pero, sobre todo, un experto conductor llamado DIOS...
El mensaje termina con el acostumbrado en las cadenas:
"Si te gustó o agradó esta humilde reflexión dale like y compártela con las demás personas".
Este mensaje "cadena" me parece muy interesante debido a las manifestaciones y necesidades que muchos tenemos, sí, pero además por las que me ha tocado escuchar de diferentes personas. Muchos van buscando el lugar en donde entre otras se tenga: la disciplina, la calidad, etc., en fin, no quiero hacer demasiada larga esta entrada, la intención es precisamente pedir que se haga esa reflexión y posteriormente lea lo siguiente:
Periódico ecuménico cubano - Miami, Florida, octubre
La “Verdadera alegría” según San Francisco de Asís
Dice la Escritura:
“... Vivan en paz entre ustedes... Les rogamos que reprendan a los que no hacen nada, animen a los que están desanimados, sostengan a los débiles, tengan paciencia con todos. Cuiden que nadie devuelva a otro mal por mal, sino procuren el bien, ya sea entre ustedes, ya sea con los demás. Estén siempre alegres, oren sin cesar, y en toda ocasión den gracias a Dios: ésta es, por voluntad de Dios, vuestra vocación de cristianos.”
La tradición de San Francisco de Asís nos ha invitado por ocho siglos a encontrar la “alegría perfecta.”
El mismo fray Leonardo refirió allí mismo que cierto día el bienaventurado Francisco, en Santa María, llamó a fray León y le dijo: «Hermano León, escribe». El cual respondió: «Heme aquí preparado». «Escribe –dijo– cuál es la verdadera alegría. Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París han ingresado en la Orden. Escribe: No es la verdadera alegría. Y que también, todos los prelados ultramontanos, arzobispos y obispos; y que también, el rey de Francia y el rey de Inglaterra. Escribe: No es la verdadera alegría.
También, que mis frailes se fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; también, que tengo tanta gracia de Dios que sano a los enfermos y hago muchos milagros: Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.
Pero ¿cuál es la verdadera alegría?
Vuelvo de Perusa y en una noche profunda llegó acá, y es el tiempo de un invierno de lodos y tan frío, que se forman canelones del agua fría congelada en las extremidades de la túnica, y hieren continuamente las piernas, y mana sangre de tales heridas. Y todo envuelto en lodo y frío y hielo, llego a la puerta, y, después de haber golpeado y llamado por largo tiempo, viene el hermano y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: El hermano Francisco. Y él dice: Vete; no es hora decente de andar de camino; no entrarás. E insistiendo yo de nuevo, me responde: Vete, tú eres un simple y un ignorante; ya no vienes con nosotros; nosotros somos tantos y tales, que no te necesitamos. Y yo de nuevo estoy de pie en la puerta y digo: Por amor de Dios recogedme esta noche. Y él responde: No lo haré. Vete al lugar de los Crucíferos y pide allí.
Te digo que si hubiere tenido paciencia y no me hubiere alterado, que en esto está la verdadera alegría y la verdadera virtud y la salvación del alma.»
La verdadera, más bien que la perfecta alegría no consiste en éxitos humanos, sino en la paciencia y la paz frente a la dureza de los demás. Sólo así se revela si el centro de nuestra fe es Dios en Cristo o nuestro propio yo; si realmente queremos dar o sólo recibir.
Francisco decía: “Hermanos míos... de todo corazón deseo y amo ver y sentir en mí como en vosotros esta alegría interior y exterior. A él (el diablo) y a su comparsa toca estar tristes; a nosotros, en cambio, alegrarnos y gozarnos en el Señor.”
San Francisco de Asís, Espejo de perfección 95.